Uno de los aspectos mas curiosos sobre muchas de las
culturas y naciones del mundo es el tabú del cuerpo desnudo. Reflexionando al
respecto con una amiga, nos percatamos de que en muchas sociedades (incluyendo
las que más conozco: la mexicana y la estadounidense) las personas solo se
desnudan para tres actividades: para bañarse, cambiarse de ropa o hacer el
amor. Dos de estas actividades son actividades de transición, de movimiento:
dependiendo del tiempo o la personalidad del individuo, uno se dura desnudo
segundos o minutos para cambiarse. En el baño, el tiempo tiende a extenderse
más. Muchas personas pierden la noción del tiempo y del ser si se toman un
delicioso baño ya sea en regadera o en la tina. La mayoría de las personas (no
nudistas) disfrutan de la libertad de su cuerpo y la sensación del agua
exclusivamente durante esta actividad.
La otra actividad mencionada—el acto sexual—es la segunda
actividad en la que las personas aprovechan para disfrutan del desnudo. Solo que,
en este caso, el matiz es otro, pues ya no se trata solo de libertad, independencia
o la sensación de compartirse a uno mismo, a mostrarse con otra persona tal
como es (aunque muchas veces eso se quede en el físico, y no en lo espiritual) sino
la de disfrutar estética y sensualmente de otro cuerpo además del suyo.
Si tomamos en cuenta estos aspectos y sumamos a ello que
nuestras sociedades adoptan rígidas posturas sobre ciertas convenciones
sociales, no es de extrañarse que existan ideas fijas y tabúes absurdos sobre
el cuerpo humano. En sociedades donde el cuerpo debe mantenerse en privado en
todo tiempo y en los que el hecho que dos personas o más estén desnudas en un
mismo espacio solo pueden suceder por razones sexuales, entonces el nudismo es prácticamente
incomprensible. Las sociedades de naturaleza puritana-hipócrita al mismo tiempo
buscan fijar las conductas sexuales de acuerdo a sus dogmas (o a negarla casi
por entero), al tiempo que ven el mundo exclusivamente en términos sexuales.
No es solo el nudismo el que sufre de esta visión. En otra
conversación con otra amiga, ella trató el tema de la lactancia, y como la
sociedad sienta tal repulsión a su práctica pública que hasta leyes existen en
varios países (incluyendo países de “primer mundo”) para reprimirla. Como si
esto no fuera suficiente, aún en la privacidad de ciertos hogares, es mal visto
y hasta causa de vituperio y regaños si una madre alimenta a su bebé en la sala
de su casa, pues se le pide que se retiré a una habitación privada. Otras
personas, “moderadas”, señalan que un termino medio alegre sería el usar una
cobija o algún otro objeto para cubrir el pecho. La pregunta aquí es “¿Por qué?”
¿A quien le causa este daño tremendo ver uno de los actos más puros de la
humanidad? ¿A quien le causa agravio toparse con un bebé amamantándose? ¿A los
niños que hace tan pocos años se habían alimentado de esta manera? ¿A los
adolescentes que, con los estigmas hipócritas de la sociedad, vean actos
naturales con morbo? ¿A los adultos de todas las edades que, además de “teóricamente”
poseer de madurez, ya deberían estar “curados de espantos”?
Lamentablemente, lo que sucede es que se ha creado una sociedad
de comportamientos “civilizados” absurdos y estorbosos. En tiempos de antaño,
muchas de nuestras comunidades ni siquiera parpadeaban cuando se tiene que
amamantar a un niño. Ahora es objeto de escándalo, de preocupación, por su
supuesto impacto en las frágiles mentes de los niños y nuestro aparentemente
más frágil tejido social.
Si el desnudar un pecho (o una porción de uno) causa escándalo,
el desnudo posiblemente cause terror. Sin embargo, es el deber de toda persona
consciente fijar una postura y señalar lo absurdo de estos pensamientos. El
nudismo es la práctica de no utilizar ropa ya sea porque no hay necesidad, o porque
se busca esa sensación de libertad y por recrear una sensación de convivencia
sana con la naturaleza, con otros practicantes y con el bienestar de uno mismo.
Entender esto es esencial para toda persona. Corregir las propagandas de una
sociedad en la que el desnudo es solo un producto para venderse o algo que se
debe hacer solo por sexo, es una pieza importante para el desarrollo de una
sociedad más sana y auténticamente civilizada.
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